En las organizaciones iberoamericanas situadas en América, una de cada cuatro posee un departamento dedicado exclusivamente a impulsar y liderar la RSC, lo que representa un progreso.

Redacción / 02.09.2024 / 1:23 pm

Los constantes cambios en el mundo, a nivel ambiental y político, requiere que las empresas tomen nuevas medidas que estén alineadas con dichos cambios y que aporten a la sociedad. Es el caso de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), una línea que han adoptado algunas empresas con objetivos muy marcados hacia la contribución.

¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?

La RSC consiste en un enfoque empresarial en donde se consideran y gestionan los impactos sociales, ambientales y éticos de las operaciones de una empresa. Su principal objetivo es contribuir de manera positiva a la sociedad y al medio ambiente en el que opera.

Más allá del beneficio económico, a través de la RSC las empresas adoptan medidas para ser transparentes, éticas, conscientes del medio ambiente, comprometidas con las comunidades en donde operan y respetuosas con los derechos humanos.

Liderazgo y desafíos

El III Observatorio de la Sostenibilidad en Iberoamérica, realizado por EAE Business School —perteneciente a Planeta Formación y Universidades—, junto con el Consejo de Empresario iberoamericanos (CEIB) y la Federación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (FIJE), reveló la importancia de contar con perfiles especializados capaces de garantizar resultados, esto ante el incremento de obligaciones establecidas en torno a la RSC y su potencial impacto. Ante ello, 84.6% de las organizaciones iberoamericanas considera que las empresas con un área específica para impulsar las acciones de RSC están mejor preparadas para enfrentar los futuros desafíos; sin embargo, las compañías apenas destinan recursos y presupuesto exclusivo para impulsar este compromiso.

En cuanto a los desafíos, la investigación identificó tres principales a los que se enfrentarán las asociaciones y empresas en los próximos tres años: cambio climático (40.8%), crisis económica (37.2%) y ciberseguridad (36%). En este sentido, crisis como la pandemia, las guerras en Ucrania y Gaza, el suministro de materias primas o la polarización social, influyen en el desarrollo de la política de RSC de las asociaciones y empresas.

“Nos enfrentamos a una serie de desafíos y corremos el riesgo de no abordar de manera coherente y coordinada esta policrisis que no deja de ser una crisis de sostenibilidad; sin embargo, esta situación, más que un problema, representa una oportunidad para integrar, de manera irreversible, la RSC y las estrategias de sostenibilidad en todas las organizaciones, lo que contribuirá a la recuperación económica, social y ambiental demandada por distintos grupos de interés. Necesitamos no sólo superar la “policrisis” actual, sino también promover nuevos modelos regenerativos”, explicó May López, autora del estudio y Directora del Global Executive Máster en Sostenibilidad ESG de EAE Business School.

Empresas y RSC

Para Matías Fernández, presidente de FIJE, es importante el incremento de las prácticas en materia de RSC y cómo estás se aplican de manera transversal a las grandes empresas, pymes y mipymes, convirtiéndose, además, en eje central de las estrategias empresariales, “los jóvenes empresarios contamos con una ventaja importante y es que nuestras empresas ya nacen con la sostenibilidad y la RSC como factores clave, somos por naturaleza sostenibles, responsables y pensamos en nuestras compañías con propósito, esto nos permite implementar las estrategias alineadas a los ODS de una manera más ágil”, puntualizó.

De acuerdo con datos del III Observatorio de la Sostenibilidad en Iberoamérica, más de 63% de las empresas iberoamericanas cuenta con un área específica enfocada en la RSC y 90% en el caso de las grandes empresas.

El estudio indica que 11% de las empresas tiene un presupuesto asignado de forma exclusiva a las acciones de RSC de más de 1% de sus ingresos, mientras que para 38% esta asignación de recursos es menor al 1% de la cifra de facturación.

Se encontró que la concepción de la RSC está fuertemente marcada por un enfoque medioambiental (47%), la contribución a la sociedad (42%) y la ética (39%).

En cuanto a los grupos de interés, más de la mitad de las empresas y asociaciones (53.6%) reconocen que conocer y atender las expectativas de los stakeholders para ofrecer una propuesta de valor equilibrada es el objetivo principal de su estrategia de RSC, mientras que en el caso de las grandes compañías la cifra es de 62%.

En el caso de las empresas iberoamericanas localizadas en América, éstas han mostrado una evolución, comparadas con los resultados del informe anterior, en el establecimiento de códigos de conductas que poseen 77.5% de las empresas encuestadas.

Además, el 65.5% de las asociaciones tienen integrada la Agenda 2030 y los ODS en su estrategia de gestión o están en proceso, el compromiso de integrar los indicadores ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) va en aumento; solo 17.6% de las empresas y asociaciones iberoamericanas ubicadas en Europa y 29% de las localizadas en América no tienen integrados los indicadores, porcentajes que suponen una mejora.

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